LAS DIEZ CREENCIAS MÁS COMUNES EN EL CAMINO ESPIRITUAL
Nada REAL puede ser amenazado.
Nada IRREAL existe.
En eso radicala
Paz de Dios.
“Un Curso en Milagros”.
Nada IRREAL existe.
En eso radica
“Un Curso en Milagros”.
¡Vida a la Vida ! ¡Amor al Amor! ¡Fe al
Corazón!
Cuando comenzamos a
transitar el camino espiritual, buscamos la perfección en nuestras vidas.
Tratamos de mejorar nuestro carácter, costumbres, ideas, alimentación, y hasta
la vida social. A veces, hacemos "SACRIFICIOS" con el fin de alcanzar
una vida más plena y feliz; sin embargo, muchas veces no llegamos al estado de
éxtasis o plenitud que anhelamos. La decepción puede llevarnos a rechazar la
disciplina que habíamos emprendido, o en el peor de los casos, puede
desmoralizarnos a tal punto de pensar que “Dios se ha olvidado de nosotros”. En
realidad los errores como tales no existen, pues todo nos conduce a un
necesario aprendizaje. Todo es un asunto de consciencia que solo puede
expandirse a partir de las vivencias que nosotros mismos hemos invocado, sin
juicio alguno si tales experiencias son "buenas" o "malas".
El Universo funciona
como una gran computadora: hay que saber presionar las teclas adecuadas para
obtener lo que se desea. Cuando no lo estamos haciendo, la computadora se
detiene, espera fría y silenciosamente la señal eléctrica correcta. El Universo
tiene sus “teclas” y la metafísica nos las enseña. ¿Cuáles son? Algunas
escuelas esotéricas han tergiversado estas enseñanzas, quizá sin ninguna mala
intención, con lo que han llevado a muchas personas a cometer
"errores" y a frustrarse en sus expectativas.
Algunos de los
"errores" más comunes son los siguientes:
1. ENVOLVERSE EN UNA
BURBUJA DE PROTECCIÓN, O EN UNA LUZ, O EN COLOR, O PEDIR A ÁNGELES, O CUALQUIER
OTRA FORMA QUE PROTEJA DE LOS PELIGROS QUE EXISTEN AFUERA
Lo único que logra
este tipo de ejercicio es fomentar la idea de que algo externo puede tener más
poder que nosotros. Nuestra mente percibe que hay algo allí afuera que puede,
por ejemplo, lastimarnos o hacernos daño. Pero, según las enseñanzas
espirituales, TODO ES DIOS; por lo tanto, nada puede hacernos daño.
En realidad, debería
practicarse algún tipo de ejercicio de reconocimiento de la seguridad personal.
Este ejercicio podría decir: “Vaya donde vaya, estoy siempre a salvo, estoy
rodeado de hermanos, vivo en el mundo que Dios ha creado y sólo veo amor en
todas partes”. En síntesis, al elegir qué ejercicio mental o meditación hacer,
se deberá buscar aquel que nos recuerde la naturaleza divina de la vida y no el
peligro que percibe nuestro ego.
Muchas personas
creen que repitiendo ciertas afirmaciones pueden transformar su situación
personal, lo que encierra un "error". No son los pensamientos lo que
determinan nuestra realidad sino nuestras “creencias”. Solamente los
pensamientos que hemos interiorizado y tomado como nuestra verdad son los que
se manifiestan. Dicho de otra manera, aquello que sentimos internamente que es
así, es lo que toma forma en el mundo externo.
La mente humana
produce un promedio de 60,000 pensamientos diarios, la mayoría de los cuales
son negativos para quienes se encuentran inmersos en los medios masivos de
comunicación. Las afirmaciones son necesarias para lograr implantar una creencia
nueva en nuestra mente subconsciente y la repetición de estas afirmaciones es
un procedimiento adecuado, pero hasta que no le agregamos la emoción o
sensación que acompaña a esa idea, no la interiorizamos como una verdad dentro
de nosotros.
La repetición de
palabras carentes de emoción no es efectiva. Por lo tanto, si yo repito “Vaya
donde vaya, estoy siempre a salvo” pero no me siento realmente seguro, de nada
me servirá. Es necesario seleccionar ejercicios mentales, meditaciones o
visualizaciones que fomenten las creencias de: paz, armonía y prosperidad.
2. ENVIAR LUZ A
OTROS PARA QUE MEJOREN
Se puede enviar luz
o energía a otras personas para que se curen de cierta enfermedad, para que
mejoren su situación económica, su vida afectiva, y demás. Sin embargo, la
mayoría de estos ejercicios se parecen más a una forma de manipulación que a
una verdadera ayuda espiritual.
Primero y principal:
si se va a ayudar a otro, hay que asegurarse de que la persona lo pida y lo
necesite. Si esto no se da, tenemos que trabajar con lo que estamos
percibiendo, porque “el problema” es algo personal que nos atañe a nosotros
mismos y no a la persona que está sufriendo. Si la persona a ayudar esta
inaccesible o inconsciente, habrá que pedírsele permiso a su alma y recibir
confirmación de alguna manera antes de proceder.
La mayoría de los
problemas o enfermedades son sólo momentos de prueba que está viviendo un
individuo; son necesarios y muy útiles para el “despertar de su conciencia”.
Nunca sabemos en realidad desde afuera cuán importante puede ser para cada
persona la situación que está atravesando en determinado momento. Podemos
percibir esa situación como algo terrible, doloroso, injusto o innecesario,
pero cualquiera sea nuestra interpretación nunca será correcta ni completa.
El enviar la luz a
la persona podría incluso hasta acelerar o entorpecer su ritmo personal.
Nuestra intervención es innecesaria y, la mayoría de las veces, no es más que
un deseo egoísta de que la persona resuelva rápido su problema porque éste nos
despierta angustia o dolor.
Personalmente,
recuerdo que una vez se acercó un amigo íntimo a decirme que estaba muy
preocupado por mi situación. Yo le respondí que su preocupación no me ayudaba,
que si realmente quería hacer algo bueno por mí, tenía que confiar en mí y
saber que mi Guía Interior me revelaría en el momento adecuado lo que yo
necesitaba hacer.
En lugar de enviar
luz a otros cada vez que veas una situación difícil, comienza por enviarte luz
a ti mismo para que tu Guía Interior te haga ver la Verdad que está operando en
dicha situación.
3. CREER QUE VAMOS
HACIA DIOS, QUE EVOLUCIONAMOS ESPIRITUALMENTE
No vamos hacia Dios,
YA ESTAMOS EN DIOS! Todo lo que nos rodea forma parte del gran cuerpo universal
de Dios. No evolucionamos espiritualmente. Nuestro Espíritu es Perfecto y
Completo; no puede ni tiene que evolucionar. En realidad, es un problema
semántico, ya que la evolución espiritual no existe. Lo que queremos significar
con eso es el despertar de nuestra Conciencia a esa perfección y cuanto más
rápido lo hacemos, más plenos y felices vivimos.
Tal vez el
"error" provenga de las enseñanzas religiosas que nos dicen que Dios
está “en el cielo”, como si nosotros estuviéramos separados de Él. Nosotros y
el “cielo” somos UNO, y debemos aprender a reconocerlo y a vivenciarlo; en eso
consiste nuestra Evolución de Conciencia o Despertar Espiritual. Conócete a ti
mismo -profundamente- y despertarás de toda ilusión y engaño implantado por
agentes exteriores a ti.
4. ANGUSTIARSE O
PREOCUPARSE CUANDO HAY UN FAMILIAR ENFERMO O ATRAVESANDO ALGÚN TIPO DE CRISIS
En nuestra cultura
está bien visto que uno se aflija o sufra a la par de sus seres queridos; sin
embargo, eso sólo aumenta el pesar. Si interpretamos nuestro pesar desde otro
nivel, esto significa que creemos más en el poder de la enfermedad o la crisis
que en la solución.
Cuando te afliges
por la enfermedad de un ser querido, agravas esa enfermedad, le das más fuerza
y poder, alimentando a la víctima en su propia victimización. La solución es
hacer un esfuerzo personal y reconocer que, más allá de nuestro entendimiento,
hay una Inteligencia Superior que está actuando y que tiene el poder de
restaurar completamente a nuestro ser querido, si así lo desea dicha persona.
Lo mismo ocurre con cualquier tipo de problema o crisis. Si nos afligimos, es
porque nuestro ego ha aceptado que hay una fuerza más potente que el Poder
Divino.
5. CREER QUE UNO HA
SIDO “ELEGIDO” POR DIOS
Muchas personas que
estudian en escuelas esotéricas se sienten especiales y evolucionadas. Sienten
que Dios los ha conducido al lugar adecuado para su crecimiento y evolución;
que la información que va a recibir es muy importante y no puede divulgarse a
personas que no están tan evolucionadas, porque no tienen la capacidad para
entenderla o para darle un buen uso. Esta presunción se convierte en una forma
de arrogancia, nada espiritual, que nos hace pensar que somos privilegiados,
especiales, elegidos, y que los demás están descarriados o perdidos en la vida.
Esta forma de
arrogancia también se ve en las religiones que se sienten propietarias de Dios.
Si uno no sigue su culto, está perdido. En el Universo existe un solo Dios y es
el mismo para Todos. Los humanos inventan diferentes maneras de rendirle culto,
crean dogmas y doctrinas, pero, en esencia, todos adoramos al mismo Dios.
Todos somos iguales
ante los "ojos" de Dios. En realidad no existe tal Dios como lo que
está pintado en las imágenes de la mayoría de las religiones estructuradas.
Solo hay Existencia, el poder de la
Vida , en sus multidimensionales e infinitas manifestaciones.
Para La Existencia
nadie está más adelante ni más atrás. Nadie vale más ni menos. Cualquier
interpretación y clasificación como ser especial corresponde al terreno del ego
humano y no al terreno de lo existencial.
6. SACRIFICARSE POR
OTROS
No hay nada más
inútil e insatisfactorio que sacrificarse por los demás. Las tareas que se
hagan por los demás deberán hacerse con amor o, de lo contrario, evitarse. Todo
lo que se hace con amor es placentero; por lo tanto, no pesa ni molesta. Por el
contrario, todo lo que se hace con sacrificio genera presión interna, rencor,
enojo, molestia y, a veces, hasta odio.
El sacrificio por
los demás está aprobado socialmente y es muy bien visto. Uno puede
sacrificarse, por ejemplo, por los hijos, por los padres, por la pareja, por la
profesión, por los niños desamparados, por alguien enfermo, por la institución
religiosa a la que pertenece, por la empresa que da trabajo. La lista podría
ser interminable y no es más que un muestrario de la acción equivocada de
nuestro ego.
El sacrificio va muy
de la mano con la manipulación. Por ejemplo, una madre que ha dejado su vida de
lado por los hijos, tarde o temprano, usará su postura como válida para exigir
algo de ellos; el novio o novia que cambia su rutina y deja de hacer ciertas
actividades por el otro tratará después de exigir lo mismo.
La próxima vez que
vayas a sacrificarte por alguien, pregúntate primero si ese alguien te lo
pidió. La actitud de mártir no lleva hacia Dios como muchos creen, sólo el
camino del amor. Haz las cosas con amor o no las hagas.
7. DEPENDER DE
AMULETOS, ESTAMPAS RELIGIOSAS, CRISTALES, VELAS, IMÁGENES, O CUALQUIER OTRO
TIPO DE ELEMENTO
Es cierto que los
materiales tienen su propia energía y que el contacto con ellos (en especial,
con ciertos cristales cuarzos) producen cambios en nuestra vibración personal y
ayudarnos en el proceso curativo. También es cierto que algunas figuras, imágenes
y colores producen reacciones psicológicas que nos estimulan; a veces
"para bien", otras "para mal".
Las estampas
religiosas y otros objetos, tales como cadenas con cruces, estrellas de David y
demás nos recuerdan nuestras posturas espirituales. El problema es que la
mayoría de estos elementos se convierten en amuletos y les damos más poder del
que en realidad tienen. Hay personas que se sienten indefensas sin su cruz, la
estampita de su santo protector, su cristal preferido o cualquier otro amuleto
de su preferencia. El amuleto pasa a ser Dios. Vivir pendiente de un objeto es
limitar la Presencia
Divina a ese objeto. Dios es Omnipresente: está aquí, allá y
en todas partes.
Lo peor sucede
cuando una persona extravía su amuleto o éste se le rompe. La mayoría de las
veces esto se interpreta como un presagio de que algo malo va a suceder. Esta
idea es producto de creer que la persona se encuentra sin su protección y que,
en consecuencia, las energías negativas pueden afectarla. De esta forma co-crean
su propio infortunio pues vivimos en un Universo Mental.
“Todo lo que Creemos
se hace Realidad“. ¿Por qué no creer entonces que el mejor amuleto con el que
cuento es mi Naturaleza Divina? Nadie ni nada puede despojarnos de lo que somos
realmente. Pero para ello primero hay que concerse a si mismo. Solo así podras
amarte a ti mismo, que es el primer requisito para poder amar a otro.
8. CREER QUE UNO
PUEDE GUIAR A OTROS O QUE PUEDE SER GUIADO
Sentir que gracias a
uno otras personas se iluminan o, al revés, que la presencia de otros nos
devuelve la luz es pura ilusión del ego. La verdadera Guía es Interna, es tu
Intuición, la Voz
de tu Espíritu. Muchas veces esa voz coincidirá con lo que escuchas de afuera y
pensarás que alguien te está guiando. Pero, apenas aceptes a alguien como tu
ídolo, comenzarás a fabricar tu propia decepción. Ocurre lo mismo si alguien te
ha entronizado y te ha tomado como líder; en algún momento los problemas de tu
vida personal lo decepcionarán.
Todos aprendemos y
enseñamos al mismo tiempo. Por tal motivo, es conveniente mantener una actitud
receptiva hacia las señales que recibimos de nuestro entorno y ver qué
resonancia producen en nuestro interior. No eres el salvador ni la guía de
nadie. Ninguna vida depende de tus conocimientos ni de tus esfuerzos. Esto es
cierto también al revés. Nadie te rescatará ni te salvará, excepto tú mismo.
El mejor Guía con
que contamos está dentro de Nosotros. Nos habla con voz suave y paciente, sin
obligarnos a nada; nos indica siempre el camino más corto y más feliz, nos da
la idea más adecuada y la respuesta que racionalmente no podemos encontrar. Por
eso, es conveniente practicar meditación y ejercicios de relajación para poder
escuchar esa voz. Si vives de prisa, tenso, angustiado y con un ritmo
acelerado, seguramente no oirás la “voz de tu intuición” y buscarás guías
externas.
Hay personas que son
muy positivas y estimulantes, y podrán ayudarte en un principio. Pero evita
idolatrarlas y evita también ser idolatrado. Recuerda siempre que la “Guía más
válida y acertada está siempre dentro de ti”.
9. CREER QUE LOS
MAESTROS ESPIRITUALES SON AQUELLOS QUE NOS PROVEEN DE LA INFORMACIÓN TEÓRICA
Tendemos a caer muy
fácilmente en la creencia de que las personas que nos enseñan son adelantadas y
que ya han superado muchas pruebas en su vida. En algunos casos, esto es
totalmente cierto; en otros, no. El hecho de que una persona transmita una
determinada información no la coloca en un grado superior. Debes recordar que
cualquier forma de idealización o selectividad corresponde al terreno del ego.
De hecho son escepcionalmente pocos quienes viven autenticamente lo que
predican.
Los verdaderos
maestros espirituales son aquellos que nos ponen a prueba y vienen
“disfrazados” de hijos, padres, jefes, amigos, enemigos, animales, plantas y
demás. Son aquellos que nos traen problemas. Ellos son los que realmente nos
enseñan las lecciones que tenemos que aprender porque nos ponen a prueba.
Todas las religiones
del mundo enseñan que Dios es Amor, que vivir con Dios significa expresar Amor
a los demás. Algunas personas asisten a templos, iglesias, o escuelas
esotéricas, donde reciben esta información, pero luego van a sus casas y se
pelean con sus familiares, critican a sus vecinos, odian a sus jefes, a los
políticos, a los animales, a individuos de otras razas o culturas. Ellos
todavía no han aprendido la lección y la vida los llevará a enfrentarse una y
otra vez con la misma situación o persona… hasta que aprendan a mostrar amor.
Haciendo una
comparación con la enseñanza tradicional, los líderes espirituales o religiosos
son los “libros” que nos dan la información; las personas que nos traen
problemas son los maestros que “nos toman el examen” para ver si pasamos la
prueba o no. Existe una Ley en el Universo: Todo lo que nos molesta, complica,
enreda, o todo lo que odiamos, se nos “pega”. Esto ocurre hasta que aprendemos
a amar la situación. Entonces, ese problema o esa persona se convierten en el
maestro espiritual de ese momento.
10. CREER QUE UNO NO
PUEDE ENOJARSE, TEMER, O SENTIR CUALQUIER OTRA EMOCIÓN NEGATIVA POR ESTAR EN EL
CAMINO ESPIRITUAL
Esta creencia nos
lleva a una gran represión de la ira y de los enojos, que hacen su reaparición
más tarde bajo la forma de rencor, crítica o rechazo. Mientras estamos en el
plano terrenal, vivimos las sensaciones y las emociones de este plano. Algunas
de ellas son muy placenteras, otras no. El tener un conocimiento intelectual
acerca de la acción destructiva de ciertas emociones no las hace desaparecer.
Uno puede saber lo
malo que es el enojo y, sin embargo, no puede evitar enojarse. En realidad, uno
sí puede evitar enojarse, o asustarse o angustiarse, pero eso exige un
entrenamiento. Durante dicho entrenamiento, hay momentos en que podemos dominar
la rabia y la ansiedad, y otros en los que nada puede calmarnos. Una vez que
aparece el enojo, lo mejor es descargarlo de la manera más positiva posible. Es
mucho peor reprimirse e intentar decir: “Todo está bien en mi mundo”, cuando
uno internamente está sintiendo el deseo primitivo de querer atacar a alguien.
La mayoría de las
personas que transitan el terreno espiritual son muy exigentes consigo mismas y
pretenden erradicar completamente de sus vidas este tipo de reacciones. Esto no
resulta desacertado pero se logra a través de un proceso. Sé amable contigo
mismo y, de vez en cuando, date el permiso necesario para maldecir, golpear un
almohadón, gritar, llorar y expresar, como mejor te resulte, todas las emociones
negativas que te toca vivir, evitando arrojar tu malestar sobre otros. Todo lo
que hagas hacia otro te será devuelto con creces, al margen de que sea
"bueno" o "malo" lo que hayas vertido.
Conclusión:
La mayoría de las
creencias aquí enunciadas están generados por la actitud crítica de nuestro
propio ego. El ego no puede desaparecer porque necesitamos de él para actuar en
este plano. La “solución” es ponerlo alineado con nuestro Espíritu.
Amablemente, le podemos decir al ego que: “A partir de ahora, deberá seguir las
indicaciones de un nuevo Maestro amoroso, amable, paciente y permanente, que
nunca juzga y que sabe que siempre estamos haciendo lo mejor que podemos”. Si
seguimos las indicaciones de nuestro Maestro Interno, nunca podemos fallar.
"APRENDE A
CONOCERLO EN LA QUIETUD DE
TU SILENCIO INTERIOR"
Autor Desconocido
Nada de lo que escuches, sin
importar quien lo diga.
Nada de lo que leas, sin importar dónde esté escrito.
Nada debes aceptar, sin previo discernirlo.
Y por ti mismo, deberás decidir su validez o no.
¡Investiga!
Nada de lo que leas, sin importar dónde esté escrito.
Nada debes aceptar, sin previo discernirlo.
Y por ti mismo, deberás decidir su validez o no.
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